Robyn Gutiérrez: “Las medidas empresariales para mejorar la igualdad deben enfocarse como económicas y no tanto sociales”

empresarias igualdad EVAP

La Asociación de Empresarias y Profesionales de Valencia (EVAP) fue fundada en 2002 con el objetivo de visibilizar a las mujeres de cualquier sector en el mundo empresarial, así como defender sus derechos, fomentar su participación en los ámbitos de decisión y mostrar las desigualdades existentes. Robyn Gutiérrez, abogada asociada DWF-RCD, es vocal de la Junta Directiva de esta entidad, posición desde la que analiza con una perspectiva integral la realidad del colectivo al que pertenece.

¿Cuáles son las principales dificultades y/o discriminaciones por cuestiones de género a las que os enfrentáis las empresarias?

Yo diría que una de los principales obstáculos a los que se siguen enfrentando empresarias y directivas es el prejuicio inconsciente de que como mujeres somos menos capaces de dirigir —y menos aun cuando debemos compaginarlo con la maternidad —. El conocido como “gender bias” sigue existiendo y en algunos sectores implica auténticas barreras para muchas empresarias y también directivas. Cuando las empresas apuestan por la meritocracia sin ninguna limitación, las mujeres tienen muchas más oportunidades de crecer y se ha demostrado que así lo hacen.

La brecha salarial es una de las problemáticas que se reivindican desde EVAP. En tu opinión, ¿qué medidas públicas y privadas deberían adoptarse para atajar este problema?

En el plano privado, una medida sería dotar mayor transparencia a la información sobre los sueldos en las empresas, incluyendo información sobre la experiencia y la categoría detrás de dichos sueldos. No es necesario que sea un dato público, ni siquiera para todos los trabajadores, pero que sea conocido y analizado dentro de la empresa contribuye a detectar, al menos internamente, posibles desequilibrios e injusticias que podrían no haber sido detectadas. En el plano público, las medidas deberían ir encaminadas a premiar más a aquellas empresas que apuestan por la igualdad y la consiguen, ya sea con incentivos fiscales o con reconocimientos públicos que favorezcan a la empresa de algún modo.

En lo que se refiere a una cultura empresarial más igualitaria entre mujeres y hombres, ¿qué mejoras has observado a lo largo de tu trayectoria profesional?

En primer lugar, el reconocimiento de que existe esta desigualdad por parte de las empresas y que es algo no deseable ha sido una mejora muy visible. En segundo lugar, el tímido, pero constante, aumento de mujeres en puestos de dirección en empresas e instituciones públicas son referentes muy valiosos para otras mujeres y, también, para las niñas que están decidiendo hasta donde quieren y pueden llegar el día de mañana.

¿Consideras que la legislación vigente en materia de igualdad es suficiente para generar un cambio real en las empresas? Por favor, destaca las fortalezas y debilidades que presenta en tu opinión.

La legislación actual es mejorable y siempre lo será mientras no se consiga la igualdad real de género y también en materia de diversidad. Una fortaleza de la legislación vigente es que durante estos últimos años muchas de las medidas reguladas han sido de aplicación voluntaria, al menos en una fase inicial. Creo que esto ha contribuido al mayor grado de aceptación de las mismas por el sector empresarial que debe implementarlas. Por contra, una debilidad es que, desde mi punto de vista, las medidas siguen teniendo un marcado enfoque femenino cuando la igualdad es algo que beneficia a todos, no sólo a las mujeres y niñas, sino a la sociedad en general. Las medidas empresariales adoptadas que contribuyan a mejorar la igualdad de género deben enfocarse como medidas económicas y no tanto sociales, aunque también lo son, puesto que se ha demostrado que las empresas que siguen estas sendas tienen mayor captación y retención del talento e, incluso, son más rentables.

¿Cómo ha afectado la crisis del coronavirus a tu empresa y cómo afrontas el nuevo escenario económico?

Los abogados hemos tenido que adaptarnos rápidamente a las necesidades de nuestros clientes. Primero, acompañando a los clientes y, segundo, ofreciendo asesoramiento nuevo y adaptado a la problemática actual. Ya trabajábamos en remoto cuando la carga de trabajo lo requería, por lo que la implantación del teletrabajo ha sido un cambio que se ha producido prácticamente sin incidencias. Las reuniones, tanto internas como con clientes, se hacen ahora casi siempre con videollamada para no perder la cercanía y se planifican con mayor flexibilidad atendiendo a las circunstancias personales que pueda tener cada participante en la reunión. El futuro es incierto para todos los sectores de la economía, pero, como abogados, tenemos el deber de ser un apoyo para los clientes y, especialmente, en circunstancias de necesidad como las actuales.