Fiscal y escritora. Susana Gisbert ha sido durante años la portavoz de la Fiscalía Provincial de València. En 2019 dejó ese cargo porque fue nombrada fiscal delegada de Delitos de Odio. Está especializada en violencia de género, un conocimiento que despliega tanto en la justicia como en la literatura. Es una de las voces referentes contra el machismo tanto en medios de comunicación como en redes sociales (@gisb_sus).
Llevamos muchos años de lucha y de trabajo. ¿Qué falla para que las cifras sobre violencia de género sigan siendo alarmantes en España?
No es posible saber exactamente qué es lo que falla, porque, de saberlo, tendríamos la fórmula para la solución. Sin embargo, sí pueden verse alguno de los factores y uno de los fundamentales es la necesidad de una educación en igualdad. Pese a que la ley integral de 2004 ya dedicaba una parte importante a la educación, esta parte no ha sido desarrollada como debiera y ha quedado en muchos casos más como un brindis al sol que como una norma de aplicación directa. Creo que los recortes que se hicieron en educación en su día están dando su fruto hoy, en una juventud mucho más machista que generaciones anteriores. Y, como sabemos, el machismo es la raíz de la violencia de género. Por otro lado, pero muy relacionado con lo anterior, creo que falta todavía mucha concienciación social, aunque se hayan dado pasos en este sentido. El reproche al maltratador debe ser unánime y sin fisuras y no siempre lo vemos en todos los ámbitos. Continúan justificándose ciertas conductas o quitando importancia a otras.
En concreto, ¿qué se debería hacer desde el ámbito jurídico para erradicar esta lacra?
Hacen faltas reformas legales. En mi opinión, la aplicación del concepto de violencia de género conforme establece el Convenio de Estambul es esencial. Y también es esencial la revisión del precepto que permite a la víctima no declarar contra su maltratador o echarse atrás en la declaración hecha. Y, por supuesto, inversión en medios materiales y personales. Cualquier reforma que no implique una dotación efectiva es papel mojado.
Los asesinatos son la punta del iceberg de una violencia machista que tiene muchas formas. Si observas tu entorno cercano y cotidiano, ¿qué otras manifestaciones destacarías como especialmente preocupantes en la actualidad?
Los asesinatos y las lesiones graves preocupan por su gravedad y porque, en el caso del asesinato, no tienen vuelta atrás. Pero en la actualidad hay algo que es muy alarmante: la violencia de género entre jóvenes, que parte de un machismo latente desde muy temprana edad. La violencia de género a través de las TIC es un factor esencial y ni siquiera saben detectarlo. El problema en jóvenes es que ni siquiera son conscientes que, a través de maniobras de control, están siendo víctimas de violencia machista y que, además, es una espiral que siempre va in crescendo. También es muy preocupante la violencia psíquica por su dificultad de detección y de prueba.
Hace unos meses propusiste que negar la violencia machista se considerase delito de odio. ¿Qué acogida ha tenido tu iniciativa y qué diferencia marcaría en caso de ir adelante?
La verdad es que era una invitación a la reflexión más que una propuesta legislativa en firme. El planteamiento partía de la base de que, si se entiende que un genocidio -como el Holocausto- es algo tan grave como para que su negación pueda constituir delito de odio, podría plantearse que la violencia de género tenga la suficiente gravedad como para que negarla tenga consecuencias penales. Por supuesto, eso no significa, como un sector quiso interpretar de modo manipulador, que opinar sobre la regulación legal sea delito, desde luego. La acogida fue variada, desde la crítica más feroz y hasta los insultos -un periódico me acusó de estar buscando “un carguito”- hasta una acogida muy favorable por parte de otros sectores. En cualquier caso, de plantearse seriamente algún día, habría de ser de un modo acorde con la interpretación que el Tribunal Constitucional hizo en su día del delito de negacionismo y que dio lugar a la reforma del mismo y a su actual regulación, que exige que esa negación promueva o favorezca un clima de hostilidad, discriminación u odio.
Eres muy activa en redes sociales. ¿Algún consejo para hacer buen uso de ellas en pro de la igualdad?
Creo en las redes sociales como modo de activismo y creo que la fórmula está en usarlas en positivo para transmitir un mensaje de forma clara y accesible. No recomiendo entrar en discusiones improductivas y, desde luego, nunca, nunca “alimentar al troll”. Como dice el refrán, no hay mejor desprecio que no hacer aprecio y esto es totalmente aplicable a las redes sociales.
Buenas, enhorabuena por la entrevista. Me gustaría añadir que otro aspecto que a mí me parece fundamental es que a veces las propias mujeres sometidas a malos tratos psicológicos no se dan ni cuenta porque es algo que forma parte de su día a día. Habría que ayudarlas a identificarlo y no conformarse con un: es él es así.
Y también los hijos de estas mujeres que ni son conscientes y que de adultos pueden tener traumas irreparables.
Saludos
Hola, dejar un comentario en un tema tan sensible como éste y, encima, ante la Fiscal General de Valencia pues… no veo muchos, ésto es evidente. La pregunta o cuestión es qué se considera por género y si la Ley de Violéncia de Género sería más acertado llamarla por Violéncia de ‘Sexo’.
por ejemplo , Oscar Wilde qué género era? la deportista alemana de la RDA que ganó tantas medallas de oro y al final invalidaron, igual. O ya respecto a los individuos, hay bibliografía por ejemplo (buscaría título y autoras si fuese necesario, de la UOC) que el género no lo da el sexo, sinó los atributos. Un hombre, que no sea homosexual, pero con atributos que generalmente se han atribuïdo a las mujeres como la sensibilidad, ser comprensivo, etc etc no sería considerado de género ‘macho’. O una mujer, por ejemplo más ‘agresiva’ de lo standard -los estándares tb son discutibles- , fuerte, no muy sensible, etc etc no sería considerada de género ‘hembra’.
Y si que creo que la educación por parte de los padres es básica, y sobretodo el papel de la madre y su figura, y en la medida que pueda transmitir unos valores de igualdad (no de decir, sino de hacer) tiene un poder que creo se ha subestimado muchísimo hasta la fecha.
Estupendo💜Susana.
Lo difundo