Doctora por la Universitat de València y profesora de Lengua y Literatura. Actualmente, también trabaja como asesora de Coeducación e Igualdad en la Formación del Profesorado en la Conselleria d’Educació, Investigació, Cultura i Esport de la Generalitat Valenciana. Ana López Navajas es una de las investigadoras más destacadas sobre el legado cultural y científico de las mujeres.
Tu investigación TRACE Las mujeres en los contenidos de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (2014) puso de relieve la ausencia femenina en los libros de texto. ¿Qué repercusión tuvo este trabajo en el ámbito académico? ¿Ha propiciado algún cambio desde su publicación?
La verdad es que demostrar que las mujeres solo aparecen en un 7,6 % de ocasiones mencionadas en los libros de texto tuvo más consecuencias de las que podía esperar en un primer momento.
De un lado, académicas, porque el foco desde entonces se pone mucho más en esta necesidad de recuperar el patrimonio de creación cultural de las mujeres, pero también en políticas educativas. Por ejemplo, se aprobó una Proposición No de Ley en el Congreso, apoyada en esta investigación, sobre la necesidad de incluir referentes femeninos en los currículos educativos. También el Plan Director de Coeducación de la Comunidad Valenciana lo tiene recogido de una forma mucho más explícita e innovadora que otras normativas autonómicas de educación.
Sin embargo, las consecuencias en aspectos educativos para mí son de las más importantes. Por un lado, algunas editoriales se han mostrado muy sensibles con este tema, como SM, Santillana o Bromera, en el ámbito regional y eso ha conllevado cambios en los contenidos de los libros de texto. Aunque no estén del todo “afinados”, sin duda hay que felicitarse por estas iniciativas. Por otro lado, desde la formación del profesorado se observa que hay una percepción cada vez mayor de la necesidad de recuperar este legado cultural de autoría femenina para incorporarlo al aula y, por tanto, la necesidad de formarse, de conocer.
¿Cuáles son las consecuencias de esta omisión de las mujeres sobre el alumnado?
Son importantes, muy importantes. Esta ausencia de referentes tiene consecuencias a nivel cultural, social y educativo.
Cultural, porque nos priva a todos, mujeres y hombres, de una tradición cultural que nos pertenece. Y es donde se encuentra la raíz profunda de las desigualdades. Nos muestran solo referentes masculinos en todos los campos, pero que son referentes parciales porque solo se corresponde a lo que ha hecho la mitad de la población. Sin embargo, nos los presentan como referentes “universales”. Es decir, nos presentan una cultura parcial, referida a ellos, como si fuera universal. Eso es, sin duda, un fraude cultural. Y lo transmitimos desde la educación.
Social, porque la falta de reconocimiento de las aportaciones culturales de las mujeres y de su protagonismo social en todas las épocas las condena a la irrelevancia social. A quien no se le reconocen las contribuciones culturales, no se le concede valora social. Y eso es lo que pasa con ellas. Así, desde la escuela transmitimos las desigualdades que sostienen actitudes que pueden ir desde el techo de cristal hasta la violencia de género. Y es posible porque ellas están relegadas a la irrelevancia social.
Por último, el nivel educativo se ve afectado por estos dos aspectos, de manera que incumple dos de sus objetivos más importantes. Educar en la igualdad de oportunidades, al que falla porque educa en el diferente valor social que tienen unos, los hombres que siempre aparecen citados, frente a otras, las mujeres, cuya ausencia incita a pensar que no han hecho nada importante y son prescindibles, menos. Y realizar una adecuada transmisión cultural, porque omite referentes esenciales de nuestra cultura, las de autoría femenina, en todos los ámbitos.
Revertir esta situación constituiría un auténtico logro social.
Como asesora de coeducación e igualdad para la Generalitat Valenciana, ¿qué panorama encuentras en la formación del profesorado? Hablamos de carencias, fortalezas, reticencias, dudas…
En estos últimos años ha habido, desde la administración, avances en coeducación como la realización del Plan Director de Coeducación, la inclusión en los centros de la figura de la persona coordinadora de Igualdad y Convivencia y la realización, dentro de los centros, del Plan de Igualdad y Convivencia. Ahora, se está apostando fuerte por una escuela inclusiva y eso es algo que está muy bien. Sin embargo, el discurso de la educación inclusiva corre paralelo al de la escuela coeducativa. Se considera que “está dentro”, pero desde la formación inclusiva no se tiene en cuenta el factor género ni en los grupos con los que se trabaja (diversidad sensorial, física o cognitiva, diversidad cultural o social) ni en la perspectiva global. No se tiene integrado que la escuela coeducativa tiene elementos ineludibles que se deben tener en cuenta: el uso del lenguaje inclusivo, la distribución equitativa de espacios en los centros, la educación sexual integral -que abarca el aspecto emocional, afectivo y sexual-, la inclusión de las mujeres y la corrección del androcentrismo en los contenidos, el buen trato y la prevención de la violencia de género y el respeto a la diversidad sexual y familiar. Estos son aspectos que no tienen peso en el discurso de la “escuela inclusiva” a pesar de que se reivindica totalizadora. Y de alguna manera, lastran las iniciativas que desde la inclusión y la coeducación se realizan, haciendo a ambas menos efectivas. Personalmente creo que estamos desperdiciando una posibilidad de oro para trenzar el discurso coeducativo-inclusivo y los estamos haciendo paralelos, no confluyentes. Y la coeducación pierde.
Un ejemplo de lo que digo es el caso de Pablo Pineda, argumentado por Cristina Morales en la novela “Lectura fácil”, Premio Nacional de Narrativa. Pablo Pineda es un reconocido caso de inclusión, puesto que, siendo Síndrome de Down, logró hacer su carrera de magisterio y desenvolverse con soltura de forma autónoma. Y es realmente todo un ejemplo para desechar prejuicios contra la diversidad. Sin embargo, en la película que se basa en su vida, él mismo aparece en situaciones muy significativas, como cuando se siente discriminado porque no le tratan como a los demás hombres y no le dejan entrar a un burdel. Una desigualdad donde no se advierte el mínimo sentido crítico con la prostitución, incluida en la “normalidad” de la vivencia masculina. También sus declaraciones sobre el aborto dejan ver esta perspectiva de falta de consideración hacia las mujeres, bajo el supuesto de que el aborto, tal y como llevamos siglos haciendo desde una legislación claramente patriarcal, es considerado una cuestión de hombres que deciden; no de mujeres que deciden. Es el caso de una “inclusión” en un mundo desigual. ¿Podemos hablar entonces de inclusión? Creo que esas cuestiones y perspectivas deberían estar más presentes en la formación del profesorado.
La Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva entre mujeres y hombres contempla explícitamente “la incorporación del principio de igualdad de género y la coeducación en el sistema educativo”. ¿Por qué no se cumple?
Resulta muy difícil romper la barrera milenaria de las desigualdades de género. Cuesta, a mucha gente, hasta percibirlas. Leyes anteriores (contra la violencia de género, la del aborto, la de Conciliación familiar, etc.) también apoyan la educación para la igualdad de oportunidades con medidas concretas, que tampoco se han logrado implantar. La lucha por una escuela coeducativa viene de lejos y ya en los años 80 y 90 hubo movimientos muy reivindicativos centrados en aspectos tan importantes como el uso de un lenguaje no sexista, el tratamiento de las mujeres en las imágenes y la publicidad, la necesidad de corresponsabilidad familiar y la educación sexual. En años posteriores se sumó la necesidad de recuperar los referentes culturales femeninos y su producción, una ausencia que seguía alimentando las desigualdades y hacía menos efectivas las iniciativas hacia la igualdad. Sin embargo, esto sigue costando.
En todo esto pesan varios factores, pero quiero destacar dos: unas políticas educativas que no ponen suficiente énfasis en estas medidas y que no acaban de considerar la coeducación como un aspecto indispensable de la calidad educativa, por una parte. Y un ámbito académico y universitario donde se forma el profesorado, que no se actualiza ni tiene en cuenta las contribuciones de las mujeres en las distintas áreas de conocimiento. Esto lleva a una transmisión cultural fallida en las aulas, donde faltan referentes femeninos. Así, desde la formación inicial del profesorado no se cuenta ya con ellas. Cuando llegan a las aulas, la transmisión cultural (del “canon” científico, musical, literario, artístico… cultural, en suma) nos ofrece una cultura masculina como universal.
El ámbito político y el universitario y de formación del profesorado son importantes para entender las dificultades del cumplimiento de la ley.
Si de ti dependiese, ¿qué medidas aplicarías de manera inmediata para combatir la desigualdad desde las aulas y consolidar un sistema coeducativo?
Varias iniciativas se pueden tener en cuenta, pero yo desarrollaría dos medidas, sobre todo, por su carácter medular y sus beneficios.
Una de ellas sería proporcionar formación a todo el profesorado sobre educación sexual integral. Una formación que se adecuara al profesorado de todas las etapas, con elementos de respeto personal que pudieran ser compartidos, pero de carácter prescriptivo. Y para ello daría unos años.
Otra de ellas, sería incidir en la actualización curricular para la inclusión de referentes femeninos y una perspectiva universal, no androcéntrica en los contenidos. Esta medida debería incidir también en el ámbito académico y llevaría a convenios y acuerdos con las universidades y la formación tanto del profesorado en activo, como de las personas asesoras de formación.
La actuación debería darse en toda la línea de formación (inicial, másteres universitarios de educación secundaria, formación del profesorado y personas asesoras de formación) para que pudiera repercutir en las aulas.
Estas dos medidas constituirían un gran avance para una escuela coeducativa. Una escuela que proporcionara a todas las personas, en su diversidad, una educación en igualdad de oportunidades.
Enhorabona Ana. Les declaracions que fas són brillants, com tu. El llenguatge que uses és perfecte. I moltes felicitats a Equality Momentum. Sou totes essencials, ara més que mai. Molts besos.
Estupendas respuestas de Ana a la entrevista.